El baño siempre debe ser voluntario. La mayoría de los loros grises disfrutan de su aseo en seco. Dedican bastante tiempo a limpiarse, peinarse y a repartir por todo el plumaje un polvillo que producen unas plumas llamadas polvoplumas (powder down feathers). Este tipo de aseo les permite mantenerse lustrosos sin la necesidad de un baño con agua. En este aspecto los yacos muestran un comportamiento similar al de los gatos; generalmente los gatos no disfrutan del baño, aunque también se dan excepciones. Esto mismo pasa con los yacos. La mayoría de yacos prefiere el aseo en seco, con algún baño excepcional en verano. Por este motivo recomendamos ofrecer la posibilidad del baño en una fuente con agua y que sea el propio loro el que decida o no bañarse. Sin embargo, eso no impide que algunos loros grises disfruten de baños regulares en una fuente con agua y, aunque más raramente, disfruten de un baño mediante pulverización. En el caso de una pulverización, no pulverizaremos nunca directamente sobre el ave. Pulverizaremos un espacio sin el ave y esperaremos que sea el ave la que decida entrar o no bajo el área de pulverización. No conviene dejar el plumón empapado (el plumón tarda bastante en secarse). Cuando esté mojado es preciso evitar las corrientes de aire y vigilar que, si la temperatura ambiente no es suficientemente alta, no tarde demasiado en secarse y pueda resfriarse. Cada yaco es único y debemos entender que pueden no llegar a aceptar un baño. Obligar el ave a realizar una acción que no desea, conlleva miedo, estrés y posteriores situaciones de pánico. En caso de necesitar realizar un baño por razones sanitarias, consultar con un veterinario. Debemos tener en cuenta que cada especie de psitácida tiene necesidades distintas y que las particularidades de los loros grises no se pueden extrapolar a otros psitácidos.